Importancia del vínculo docente-estudiante desde la educación holística

Autora: Dra. María del Rocío Guadalupe Villanueva Medina, profesora de la Licenciatura en Psicología con Enfoque de Atención a Víctimas y de la Maestría en Innovación Educativa

Inserta en la educación holística, de tradición humanista, tenemos la importancia de cultivar el vínculo tan estrecho que debe forjarse entre la persona del docente y la persona del estudiante. Desde la perspectiva de género, las mujeres dedicadas a la educación hemos descubierto que no sólo cultivamos la mente de nuestros estudiantes, sino que también contribuimos activamente, en la formación de las personas en las que están evolucionando. Recordemos que en nosotras ha sido puesta la responsabilidad social de cuidar, formar y acompañar afectivamente a los demás. Actualmente, la educación socio afectiva parece haberse puesto de moda; sin embargo, esta dimensión ya había sido trabajada por grandes pedagogas y pedagogas de la historia. Sobre todo, por quienes se desarrollaron en los modelos constructivista y socio-construccionista.

Hoy en día, educar en tiempos de pandemia nos ha retado a cuestionar la pertinencia, funcionalidad y utilidad de los antiguos paradigmas tradicionales para movernos hacia la innovación, la inclusión y la diversidad. Desde el modo viejo de operar, las/os docentes tenían sólo que preocuparse por dar una buena clase, de dar cuenta de sus conocimientos y de evaluar con objetividad con base en la planeación previa. Ahora, todo eso ya no es suficiente. De hecho, parecen desvanecerse todas esas notables competencias si en la mediación del conocimiento no sabemos ser y estar con nuestra comunidad estudiantil. Pareciera que estamos llamadas a vivenciar nuestros conocimientos, no sólo compartirlos, vibrar con las emociones, emocionarse ante los intereses particulares de la niñez, juventudes y adultez con la que trabajamos. Hoy, más que nunca, hace falta ser persona para educar a las personas.

La educación holística considera al ser humano en tu totalidad, como una unidad bio-psico-social y espiritual. Tal vez, a nosotras las mujeres nos sea más sencillo mirar esta integración del ser en quienes educamos. No sé ustedes colegas, pero yo, he valorado aún más la importancia de conectar desde un vínculo cercano de persona a persona con mis estudiantes, lo cual se logra a través de modelarles y compartirles actitudes, experiencias y sentimientos que van más allá de una formación académica y del expertise en la materia (no restándole importancia a dichos elementos). Otros factores que abonan al vínculo docente-estudiante son la escucha activa, el trato horizontal y la visión centrada en las personas, donde se busca una integración entre el programa de la materia y las necesidades de aprendizaje de cada estudiante, teniendo apertura a darle espacio tanto a contenidos como a actividades lúdicas que complementan y abonan su proceso académico.

Para concluir, quiero compartir que, en el ejercicio de comprensión de otros seres humanos, es necesario posicionarse desde la empatía, evitando el juicio, ofreciendo el respeto y la aceptación incondicionales, cuyo ideal educativo holista sea la co-creación de espacios en los que la comunidad estudiantil aprenda a integrar sentimientos e ideas, partiendo de la necesidad de unir el aprendizaje cognoscitivo con el afectivo-experiencial.

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